Hay un arte que no aparece en los libros, que no se encuentra en las salas de exposiciones. Un arte que ni siquiera habita en Internet…
Es distinto y simple. Es el arte de mi barrio. Un arte que vive en la calle y se adapta a los muros y a sus grietas.
Es la expresión que cada día, cuando paseo por mi barrio, me da los buenos días y me recuerda que siempre – en cualquier lado – hay un alma que trata de expresarse y de romper las barreras de su aislamiento.
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